A los 42 años, Mariana pensaba que lo tenía todo bajo control. Era madre de dos hijos, trabajaba como profesora de literatura y disfrutaba de tardes tranquilas leyendo en su jardín. Siempre había sido saludable, activa, y con una sonrisa que contagiaba a todos a su alrededor.
Una mañana de octubre, mientras se vestía, sintió algo extraño en su pecho. Un pequeño bulto, apenas perceptible. “Seguro es nada”, pensó. Pero algo en su interior le dijo que no lo ignorara. Al día siguiente, pidió una cita médica.
La doctora fue amable, pero su rostro cambió al palpar el área. “Vamos a hacer una mamografía, por precaución”, dijo. Mariana salió del consultorio con el corazón acelerado. Días después, recibió la llamada que cambiaría su vida: cáncer de mama, etapa II.
El mundo se volvió gris. Las palabras se mezclaban: biopsia, quimioterapia, cirugía. Mariana lloró, sintió miedo, rabia, incertidumbre. Pero también sintió algo más: determinación. No iba a rendirse.
Comenzó el tratamiento. Perdió el cabello, pero ganó fuerza. Cada sesión de quimioterapia era una batalla. Su cuerpo se debilitaba, pero su espíritu se fortalecía. Sus hijos le dibujaban lazos rosas, su esposo le leía poemas, sus amigas la acompañaban con risas y abrazos.
Un día, después de meses de lucha, el médico le dijo: “Estás libre de cáncer”. Mariana lloró, esta vez de alegría. Había vencido. Pero sabía que su historia no terminaba ahí.
Desde entonces, cada octubre, Mariana se convierte en voz. Da charlas en escuelas, comparte su experiencia en redes, acompaña a otras mujeres en sus diagnósticos. Se convirtió en voluntaria en una fundación, y cada vez que ve un lazo rosa, sonríe.
Porque para ella, el rosa no es solo un color. Es esperanza, vida, renacimiento.
Su historia ha inspirado a muchas personas a tomar acción. A través de entrevistas y colaboraciones con organizaciones, Mariana también promueve la importancia de la detección temprana y los controles médicos regulares. Cree firmemente que la información puede salvar vidas, y por eso dedica parte de su tiempo a crear conciencia sobre la prevención y la educación en salud. Para ella, cada conversación sobre el tema es una oportunidad para cambiar un destino.
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